Hoy
sí que os puedo decir que El Lago Villarrica es una maravilla. Al
despertar me he asomado y parecía que flotaba encima del agua por la
proximidad de las habitaciones del hotel al lago. Tiene también su
propio embarcadero justo debajo de mí pero al ser temporada baja no hay
nada navegando, tan solo fochas y patos disfrutando a placer. Y el
volcán, dónde está el volcán? Está nublado y no se ve…
Desde
los ojos nos hemos acercado a las Termas de Huife que son manantiales
de agua caliente y que algunos más espabilados han encauzado para hacer
unas piscinas termales acompañadas de hotel y de paso, te venden
paquetes de baño y belleza. Esto es lo que queda de los manantiales…
unas piscinas artificiales de agua termal natural.
De
vuelta vimos un ñandú pastando al que hicimos unas fotos y antes de
llegar al hotel paramos en Pucón. Es un pueblo muy frecuentado en
temporada alta por los santiaguinos y sus estrechas calles tienen casas
de madera a ambos lados. Se nota perfectamente la influencia alemana y
da la sensación de ser un pueblo artificial. Parece que han puesto las
casas y las calles para que las veamos y luego las quitan. En una de
esas calles vemos una “parrilla chilena” y aquí sí que me he quitado la
espinita de ayer. Un bife ancho vetado de 350 gr al punto, regado con un
vino argentino… después no me podía mover pero que rico!!
Después
de un buen paseo que ayudó a la digestión y recorrer las tiendas de
artesanía, llegamos al hotel desde donde os escribo para ponerme al día.
Por
cierto, no podemos subir al cráter del Volcán Villarrica porque han
declarado alerta amarilla al subir el nivel del magma en su caldera.
Hasta mañana…
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