A
las dos de la tarde y con una temperatura de 23 grados salimos desde el
aeropuerto de Santiago rumbo a Puerto Montt, 1016 Km al sur.
No me dejan de impresionar los
vuelos en este país con las cumbres nevadas de los Andes por un lado
(izqda. en este caso) y las estribaciones andinas que se anteponen al
Pacífico por el otro. En este trayecto hemos atravesado el Valle de
Colchagua, bendecido para producir cepas tintas y sus ricos caldos y
después de sobrevolar otras regiones hemos atravesado la Región de los
Ríos para llegar a la Región de los Lagos y aterrizar en Puerto Montt.
El paisaje es totalmente diferente al de San Pedro de Atacama, es todo
verde y con gran cantidad de granjas de vacuno.
En
Puerto Montt hemos alquilado un coche para ir a Puerto Varas, 20 km al
norte, y al llegar creía que estaba en Alemania y no es de extrañar ya
que en el siglo XIX muchos emigrantes alemanes se afincaron en Chile y
especialmente en Puerto Montt y Puerto Varas.
Me
llama la atención la nube que hay en la ciudad y desde el avión se
aprecia perféctamente la boina grisácea de contaminación que aquí llaman
smog, derivado de smoke. Esta nube es un gran problema ya que la ciudad
de Santiago está situada en un valle y no tiene corriente de aire
llegando en julio y agosto a reducir la visibilidad a unos 50 metros
máximo.
Cuando
llegamos al hotel "Colonos del Sur", nos aguarda otra sorpresa. El
hotel está situado a las orillas del lago Llanquihue y en su horizonte
se elevan majestuosamente los volcanes Osorno y Calbuco y estas son las
vistas que tenemos enfrente de nuestra habitación. Otra maravilla de
este viaje.
Ahora, después de haber cenado un caldillo
de marisco (gran faena porque estaba lleno de cilantro y me pone mal
cuerpo; siempre se me olvida que en estas zonas abusan de él) un lomo
"vetado" (que me arregló el cuerpo), regado con un buen vino del país y
un roncito de postre, me despido de todos vosotros.
Mañana más.
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